José Mujica

     Mi lectores saben que como Director de un Institución Educativa no me permito hablar libremente sin pensar antes lo que digo. No puedo faltar a la ética ni tampoco atacar a ningún producto en particular. Sobre esto último sería irresponsable criticar a un producto en específico porque estoy consciente que cierto tipo de fallas o deficiencias son en estos días comunes a muchas marcas. Es por esa razón que a veces desahogo esas frustraciones de mi medio con productos de otros sectores como la computación y la electrónica.La idea es que mis lectores apliquen lo que yo llamo la magia de las analogías. Así como dije alguna vez que yo era un cazador de frases con visos de coleccionista, también lo soy de las analogías. Cuando escribí mi artículo para comparar un amplificador con un automóvil de Fórmula 1, ya hacía alarde de ello. Y es que no tengo la menor duda de que todo el Universo se relaciona por analogías.

     Recientemente compré una impresora de la famosa marca Hewlett-Packard y lo primero que encontré es una función automática que te obliga a gastar una tonelada de tinta intentando imprimir una hoja de prueba. No hubo forma humana de evitar que la bendita impresora dejara de hacer su prueba porque de lo contrario no la habría podido utilizar nunca. Después vinieron las emergencias donde necesitabas escanear un documento para salir corriendo a una reunión, pero al nuevo y brillante equipo de diseño de HP se le olvidó colocar etiquetas en los botones y en su lugar aparecen símbolos que nunca logras recordar si son para copiar o para escanear. Es entonces que recurres al software muy apurado para encontrarte que no se inicia en la página de inicio sino que la misma se encuentra en una pestaña que descubres mientras transcurren minutos muy valiosos. Después no encuentras forma de saber en que carpeta, cuando no es en mis escanéos, guarda los trabajos y finalmente te enteras por tu propia cuenta de que el software se daño y tienes que reinstalarlo

            Es definitivo que hay cosas que no están funcionando bien en el mundo de las tecnologías, debo insistir en que debemos seguir haciendo estas denuncias a los sitios de origen para que con el tiempo se tomen los correctivos necesarios. Todos estamos pagando las consecuencias de esta creatividad infantil día a día.

También les hablo sobre lo que he llamado el Síndrome de los Blackberrys, diciéndoles que cuando inviertes grandes capitales en un producto y las cosas no salen bien o del todo bien nunca saldrás a hacerlo público. Nadie te dirá cuántas veces ha perdido un trabajo de grabación por una falla digital del mejor Sistema del mundo. 

Más HP


En estos días con otra impresora de la misma marca, que si tiene una pantallita a color donde salen las etiquetas, se presentó una premura donde se necesitaba que alguien a distancia escaneará un documento de identidad para enviarlo por correo electrónico para una transacción y no hubo manera. La perola no escaneó. Posteriormente cuando la revisé vi que aparentemente si escaneaba e intente